El cultivo ecológico de la viña consiste en mejorar por medios naturales la fertilidad del suelo, potenciando los procesos que permitan una nutrición adecuada de la viña y sustituyendo los productos químicos de síntesis (pesticidas y fertilizantes) mediante el desarrollando de estrategias de fertilización, control de plagas y de rendimiento.

Fertilización con materiales de origen orgánico como el compost, los abonados verdes, residuos de cosecha…

Control de plagas y enfermedades, se realiza con una correcta nutrición e la planta, creando condiciones para que se desarrollen los insectos y otros organismo beneficiosos que las controlan o evitan la proliferación de las plagas y enfermedades de la vid, aunque se emplean métodos de control físico (captura de insectos con trampal) y con sustancias permitidas (azufre).

Incremento de la diversidad dentro y alrededor del viñedo, con el empleo de cubiertas vegetales entre las líneas de vid que estimulen la diversidad en general, de organismos beneficiosos en concreto y propicien condiciones climáticas favorables al desarrollo del viñedo.

Control del rendimiento para obtener uvas de calidad.
Es importante también conseguir una cepa equilibrada, bien aireada, mediante diferentes operaciones como los marcos de plantación, poda, aclareo, etc.

La calidad final del vino base, va a depender de la concentración de azucares de las uvas, de la abundancia de levaduras y bacterias autóctonas que estén sobre las uvas en el momento de la cosecha, así como del cuidado puesto en la recolección, traslado de los racimos hasta las bodegas y elaboración del cava sin sulfitos "los sulfitos son un derivado del azufre y su utilización en el vino es en forma de dióxido de azufre (SO2)".