¿Cómo descorchar el vino espumoso?
Saque la botella de la cubitera cogiéndola con un paño limpio. Apoye la botella en una mesa y séquela sin moverla. Quite la cápsula que cubre el cuello para poder retirar el morrión.
Afloje suavemente los extremos retorcidos del alambre, manteniendo el precinto bloqueado contra el reborde del cuello y sujetando el corcho con el pulgar. Una vez aflojado el alambre, siga sujetando el corcho con el pulgar mientras quita el morrión.
El secreto para abrir un espumoso consiste en sujetar firmemente el corcho con una mano mientras que, con la otra, se gira suavemente la botella algo inclinada. De esta forma se hace palanca sobre el tapón, que será mucho más fácil de quitar que si se girase el tapón. Es decir, debe girar la botella, no el tapón. Además, esta técnica reduce el riesgo de romper el corcho.
Sin embargo, si el tapón se rompe, agujeree el corcho con una aguja u otro objeto punzante y fino para que pueda escapar un poco de gas y recurra -con precauciones- a un sacacorchos. El vino tendrá menos burbujas, pero el descorche de la botella será más seguro.
Mientras hace girar la botella, notará cómo sube suavemente el corcho impulsado por la presión del gas carbónico. Con el pulgar, ayúdelo a salir con suavidad. La elegancia del descorche de un vino espumoso consiste en retener el corcho hasta el último momento, evitando que el corcho 'eclosione' y haga ruido, a fin de que tan sólo deje escapar un 'suspiro de placer'.
No se olvide de tener una copa cerca para llenarla de inmediato si el vino comienza a derramarse. Para que la espuma sea más persistente y el vino se mantenga fresco, conviene enfriar previamente las copas poniéndolas un rato en hielo.
Fuente y foto: www.vinetur.com